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¡Uy que miedooooo!

¡Hola amigos de dos patas!

Este artículo se gestó el otro día que Nano, mi mejor amigo de 2 patas, quedó con su amigo David para tomar una cerveza en una terraza y de paso “arreglar el mundo” como dicen ellos. Como esa terraza es “Dog Friendly”, también fui yo. De camino, vimos a una chica que al verme, cruzó la calle mientras me miraba con temor. Debía parecerla un monstruo asesino de cuatro patas, incluso ella se disculpó desde la otra acera diciéndonos que parecía una tonta pero que tenía pánico a los perros porque cuando era pequeña le atacó uno. Desde luego que la chica no parecía tonta, simplemente tenía miedo, y el miedo es libre, no es algo que podamos controlar. Si pudiésemos controlar tener o no tener miedo, nunca lo tendríamos porque es una experiencia desagradable.

Poco después y ya en la terraza con una cerveza bien fría en las manos de los humanos y yo con un cuenco de agua y un hueso de cuero para roer, David habló de un primo suyo que desde siempre ha tenido pánico a los perros y que contaba más o menos la misma historia: un perro le había atacado de pequeño. 

La mayoría de gente que tienen perros han oído este tipo de historias pero, si todos estas historias fuesen ciertas, los periódicos no pararían de publicar noticias y habría leyes muy duras para controlar estos ataques. En mi humilde opinión me da que la inmensa mayoría son historias falsas o bien mal interpretadas. 

Me explico:

¿Cuantas veces hemos visto que cuando un niño intenta acercarse a un perro, la persona responsable de ese niño ha dicho: “No te acerques que te va a morder”? Lo probable es que cada vez que ese niño se acerque a un perro reciba ese mensaje y al final acabe pensando precisamente esto. Y si además el responsable tiene miedo a los perros, inculcará dicho miedo.

Imaginemos nuestra reacción si vemos que quien nos está cuidando nos grita si nos acercamos a un perro, si nos dice que nos va a morder, si nos coge y nos pone detrás de su cuerpo interponiéndose entre nosotros y el perro y además vemos que ¡Tiene miedo! ¿No creeríamos lo que nos está diciendo y consideraríamos que ese animal es extremadamente peligroso?

Añadamos a esto la forma que tenemos los perros de jugar. Usamos la boca, que además está llena de unos dientes enoooormes. ¿Como no vais a tener miedo?

¿Como actúa un niño con miedo a los perros cuando ve a uno? Pues exactamente como le pide su instinto de supervivencia. Saldrá corriendo alejándose del animal y gritando con una voz aguda.

¿Y que hace entonces el perro?

Sencillamente tiramos de nuestro instinto. No podemos olvidar que somos predadores y que la mayoría de nuestras presas son pequeñas, que huyen emitiendo chillidos agudos, por lo que nuestro instinto nos hará perseguir a ese niño aterrorizado que interpretará que le estamos atacando.

Lógicamente, no estamos atacando, sino que estamos jugando y lo que pensamos es que ese cachorrito humano está fingiendo ser nuestra presa (corre alejándose, chillando de forma aguda), por lo que perseguiremos al niño y le tocaremos con el cuerpo o con el hocico. En algunas ocasiones podemos morder de forma suave exactamente igual que cuando jugamos con nuestra familia, sin intención alguna de hacer daño.

Pero la interpretación del niño y de la persona que le cuida es que ha sido atacado y que ha tenido suerte de que no haya pasado nada más grave.

Por supuesto esta mala experiencia puede llegar a ser enormemente traumática y lógicamente puede acabar teniendo miedo a los perros y recordar que “cuando era pequeño un perro me mordió”

Entonces ¿qué habría que hacer?

Por parte de los dueños de los perros tenéis que ser responsables y tenernos controlados SIEMPRE.

Debemos de estar controlados con una correa siempre y cuando sea obligatorio. Pero aún cuando no lo sea (porque estamos en el campo o en un parque en un horario que podemos estar sueltos), debemos tener una conexión tan alta con nuestros dueños, que nos puedan llamar en todo momento y que nos desconectemos dejando de perseguir a un niño e ir a vuestro lado.

Y si somos vosotros los que teméis a los perros, deberíais no moveros, no gritar e informar al dueño que teneis miedo y pedirle que nos llame. Evidentemente esto no es fácil, pero es la mejor forma para aseguraros que no pase nada. 

Si quereis superar el miedo a los perros, hablar con un adiestrador también puede ser una magnifica idea puesto que, o bien tienen perros muy estables, tranquilos y educados o bien tienen acceso a uno para empezar a hacer ejercicios con perros. Esto no significa que te acabemos gustando (aunque cualquiera sabe…) pero controlarás mejor el miedo y minimizarás las experiencias negativas.

Espero haber podido ayudaros

¡Lametones a todos!

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