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Mi fortaleza de la soledad

¡¡¡Hola amigos de dos patas!!!

Los perros somos animales sociales, ¡Pero que muyyy sociales! Nos encanta estar con nuestra familia humana así como con nuestros compañeros, y si no me creéis, basta con ver cómo nos alegramos cuando os vemos entrar por la puerta de casa, ¡Aunque os hayáis ido solamente 5 minutos os recibiremos con toda nuestra alegría!

Y es verdad. Una de las peores cosas que nos podéis hacer es dejarnos solos sin apenas contacto con vosotros.

Pero eso no significa que queramos estar a vuestro lado las 24 horas del día.

Nosotros, al igual que vosotros nos gusta la compañía pero también necesitamos tranquilidad y un sitio para estar a nuestro aire cuando lo necesitamos.

¿Os imagináis estar todo el día rodeados de gente que os habla y hace ruido desde que os levantáis hasta que os acostáis día si y día también? Os volveríais locos ¿verdad?

Y si no, recordad como fue en el año 2020 con el coronavirus que no se podía salir de casa y los problemas que os encontrasteis en la convivencia porque no teníais un descaso de vuestros convivientes. Pues a nosotros nos pasa lo mismo. A veces necesitamos estar solos y tranquilos para relajarnos y reducir nuestros niveles de estrés.

Nano, mi mejor amigo de dos patas lo tenía muy claro y desde que entré en su casa, tuve dos camas. Una cerca del salón donde se hace la vida y otra en una habitación que estaba dentro de una jaula. La jaula estaba cubierta por unas toallas y la puerta siempre estaba abierta. Cuando entraba en la jaula había una regla: Nadie podía entrar a molestarme.

Y eso significaba que no podían meter la mano para coger o dejar un objeto dentro o incluso acariciarme. Si necesitaban que saliese, me llamaban para que fuese yo la que decidiese salir.

Eso me dio mucha seguridad y tranquilidad de saber que tenía un sitio para estar a mi aire.

Por eso, una recomendación para todos aquellos que convivís con uno de mi especie es facilitarle una cueva, un espacio en el que se encuentre seguro y al que pueda acceder en todo momento. Mi compañero probablemente lo elegirá después de un periodo intenso de estímulos, como puede ser una salida larga al monte donde muchas veces nos podemos abrumar por la cantidad de olores que nos asaltan y por todos esos animalitos que decidimos perseguir como conejos y pájaros.

Si colocáis dos camas en sitios distintos de la casa es estupendo, pero si además en el sitio más tranquilo en vez de la cama hay una especie de jaula o un kennel (el trasportín de viaje) mejor que mejor porque esto nos dará mayor intimidad.

Mucho cuidado con quién se mete en el kennel ¿No ha quedado claro que es solo para nosotros?

Eso también nos lleva a una opinión que me hace mucha gracia y tiene que ver con los perros “duros” como el Boxer, Pastor Belga Malinois, Pitbull, etc, etc… y es el tipo de cama que se les coloca.

Muchas veces a estos pobres perros duros, les ponéis una toalla o una alfombra, porque “como son duros, eso les basta”. Que sean duros no significa que no prefieran estar cómodos. Os propongo que hagáis un pequeño experimento. Poner una cama cómoda cerca de la alfombra donde se tumba y  dejar que sean ellos los que elijan. ¡Me juego mi pelota favorita a que elegirán la cama una y otra vez!

Por todo esto es por lo que una cama no es suficiente y deberíamos tener una en cada habitación a la que tengamos acceso, pero si nos dais una Fortaleza de la Soledad para nosotros, nos haréis un regalo impagable para relajarnos.

Como siempre espero haber podido ayudar.

Y sin más, me despido.

¡¡¡Lametones a todos!!!

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