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Me da en el hocico…

¡¡¡Hola amigos de dos patas!!!

Tengo compañeros que trabajan en los aeropuertos buscando sustancias ilegales en las maletas. Otros buscan (y encuentran) gente perdida en bosques y en catástrofes como por ejemplo en las ruinas de edificios producidas por terremotos o en avalanchas de nieve. Otros están en servicios médicos que saben detectar bajadas de azúcar de diabéticos e ¡incluso algunos tipos de cáncer!

Y no usamos tecnología, usamos ¡¡¡el olfato!!!

Para vosotros los humanos, el olfato es, de los 5 sentidos clásicos, el que menos usáis, además muchas veces ni siquiera sois conscientes de usarlo. Por ejemplo cuando coméis, además del gusto usáis el olfato, (por eso la comida no os sabe tan bien cuando estáis resfriados).

Los humanos tenéis entre 20 y 30 millones de receptores olfativos que os permiten discriminar miles de olores distintos, pero nosotros os ganamos de largo… ¡Más de 250 millones! Además nuestra nariz está mucho mejor diseñada que la vuestra para olfatear. Para empezar mientras que los humanos usáis el mismo orificio de vuestra nariz para respirar o para olfatear, los perros desviamos aire al olfatear puesto que disponemos de 2 compartimentos especializados, uno para respirar y el otro para el olfato. Además, esas aberturas laterales en el hocico es por donde sale el aire cuando olfateamos para que los olores nuevos no sean contaminados.

Todos los dueños de perros sabéis que nosotros os olfateamos continuamente, esto lo hacemos por toda la información que nos dais. Al hacerlo sabemos: 

  • Dónde habéis estado
  • Con quién habéis estado
  • Que estado de ánimo tenéis
  • Si estáis enfermos o no
  • Y muchas cosas más

Además, los olores “envejecen” por lo que, si os habéis encontrado con dos amigos en distinto momento, sabremos a cuál de ellos habéis visto antes y a cuál más tarde, ¡incluso con cuál habéis estado más tiempo!

Con este “superpoder” que tenemos a nuestra disposición ¿tiene beneficios para nosotros? ¿se puede entrenar?

La respuesta es sencilla: Sí y sí.

Como beneficios tenemos, reducción de estrés, mejora la autonomía, aumenta la seguridad en nosotros mismos, ¡incluso llega a mejorar nuestras capacidades de aprender nuevas conductas!

Como bonus extra, los perros ya mayores como yo, que ya nos empieza a fallar la vista y nos cansamos más, el olfato se mantiene durante toda nuestra vida, con lo cual nos viene de perlas para tenernos entretenidos con una actividad que nos encanta.

Como juego básico que nos podéis plantear, es esconder trozos pequeños de comida en el césped de cualquier parque (aseguraos que no han fumigado porfa) o si podéis hacer una pequeña inversión de dinero, podríais comprarnos una alfombra olfativa (por 20 € tenéis una gran variedad para elegir) y ahí dejar caer unas chuches. Para vosotros es fácil y rápido prepararlo, y nosotros nos lo pasamos en grande durante un buen rato.

¡Hala! ¡Ya no tenéis excusa para no hacernos olfatear!

¡¡¡Lametones a todos!!!

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