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Dos mejor que uno

¡¡¡Hola amigos de dos patas, ya he vuelto de vacaciones!!!

A veces me cuesta entender la lógica de los humanos, y si lo entendéis me gustaría que me explicaseis una conducta que he visto en varias ocasiones y que no comprendo.

Imaginaros que tenéis un perro y como es un cachorrito, le dejáis que se comporte como quiera. Al año ha llegado a la adolescencia y su comportamiento empeora, ¡y mucho! Muerde el mando de la televisión, tus zapatos italianos de 300 €, el libro que estás leyendo y ladra todo el día. Reconoces que tienes un problema y decides que hay que tomar cartas en el asunto, buscar una solución. ¿Decides pedir ayuda a un profesional? ¡Nooooo! Piensas que el perro es destructivo porque se aburre y entonces decides que una buena idea es hacerte con un segundo perro para que los dos jueguen y que el recién llegado enseñe al que tienes a no ladrar y a comportarse.

¿Me podéis contar dónde está la lógica en este planteamiento?

Todos los seres sociales como los perros y vosotros los humanos, necesitan reglas para vivir en comunidad, y estas reglas se tienen que enseñar, no vienen innatas. ¿O tu sabías al nacer que hay que dar la mano cuando te presentan a alguien, comer con la boca cerrada, ceder el asiento a las damas… ¿os imagináis a un bebé haciendo esto? No ¿verdad? Durante muchos años vais enseñando a vuestros hijos todo esto y muchas cosas más para que tengan unos buenos modales y se comporten de forma adecuada en sociedad. También aprenderán las normas de la casa, como los horarios de las comidas, que tienen que tener la habitación recogida y que hay cosas que no se tocan, como la cristalería buena que les regalaron a sus padres en su boda.


Pues con nosotros pasa lo mismo. No nacemos sabiendo las normas que tenemos que seguir en la casa que terminamos. En mi caso yo no puedo entrar en la habitación donde duermen mis familia humana porque ella es alérgica a mi caspa, se cuales son mis juguetes que puedo morder y se lo que no puedo agarrar, no puedo empezar a comer hasta que no me dan permiso porque me tienen que meter medicinas en mi comida y muchas otras cosas. Y por supuesto se que si noto algo raro, puedo ladrar para avisar, pero cuando me dicen que ya no hace falta que ladre más, yo me callo. Y todo esto me lo han tenido que enseñar.

Pero ahora pensemos en ese cachorrito que llega a la casa con otro perro adolescente o ya adulto mal educado.

Como es evidente, el cachorrito no va a enseñar modales al perro mayor porque en primer lugar, no conoce las “reglas de la casa”. No sabe que no puede hacerse las necesidades en la alfombra del salón, morder los cables de las lámparas o el transformador del portátil… y más importante aún, los perros adultos (igual que los humanos adultos) no obedecen ni aprenden de cachorros, es al revés, son los cachorros los que aprenden de los adultos. Y ¿qué va a aprender el cachorrito recién llegado del otro perro? Pues está claro, a todo lo que el otro perro hace y que queríais corregir. Ahora tendréis dos perros que ladran (además nos retroalimentamos con los ladridos de un compañero), dos perros que muerden todo lo que no queríais y que se hacen las necesidades por todos lados.

Traduciendo: en lugar de un problema ahora tenéis dos.

¿Cómo habría que haber actuado?

Lógicamente contratando un profesional 

¿O no llamáis a un profesional cuando lo necesitáis? A un electricista cuando tenéis problemas eléctricos, mecánico por una avería en el coche, médico para operar unas amígdalas, profesor de ingles para aprender ese idioma, etc…

Pues si no os armáis con un taladro y un poco de masilla para arreglaros una caries y llamáis a un dentista, quizá lo mejor sería contratar a un buen adiestrador para solucionar los problemas que tengáis con nosotros.

Y sin más me despido.

¡¡¡Lametones a todos!!!

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