¡¡¡Hola amigos de dos patas!!!
Como buena Labradora y perra de aguas, nadar es algo que me vuelve loca. Desde la primera vez que fui a la playa y me metí en el mar, no puedo evitar ver la arena y salir corriendo con todas mis fuerzas hasta meterme a jugar con las olas. Y me da igual la temperatura, sea invierno o verano, yo corro hasta la orilla y salto hasta el fondo.
Desgraciadamente hay muy pocas playas en España donde los perros seamos bienvenidos. Además, estas son, la inmensa mayoría de piedras, pequeñas y demasiado escasas.
Una vez estuve en una playa de arena cerca de Castro Urdiales, Cantabria y no acabó muy bien para mi.
Llegar a la orilla fue de las cosas más duras que he hecho en mi vida… no me dejaban ir corriendo hasta el mar, además como la zona “Dog Friendly” estaba en un lateral de la playa, nos tiramos nuestros buenos 5 minutos andando. ¡Y yo sin poder correr! ¡Que difícil es a veces controlarse!
¿Qué creéis que hice al llegar a la orilla y que me soltasen de la correa?
Pues claro que si, me metí al agua. Y estuve chapoteando todo el día con mi familia de dos patas. Cuando entraba uno al agua nadaba con él y cuando no… también nadaba.
En cuanto salía, hala, a revolcarse por la arena para secarme y otra vez al agua.
Vosotros que sois tan listos ¿os habéis dado cuenta del problema?
Pues el problema es que con la excitación comencé a beber agua del mar. Al principio poquita, pero empecé a tener más y más sed y a pesar de que mi familia me había traído mucha agua, esta se terminó y yo seguí con sed y volví a beber más agua del mar…
La cosa terminó volviendo a casa muuucho antes de lo previsto y casi casi una visita al veterinario.
Pero si quitamos ese pequeño detalle, el día fue increíble. Es una pena que haya tan pocas playas en las que los perros seamos bienvenidos. Afortunadamente, cuando es muy temprano por la mañana o por la tarde (a partir de las 8:30-9:00) cuando la gente empieza a irse, es el momento en que los perros disfrutamos de la playa.
Hay muchas cosas divertidas que podéis hacer con nosotros. Para empezar hay muchos juguetes que flotan en el agua y que además están diseñados con colores llamativos para que nos resulte más fácil localizarlos.
Una cosa que nos encanta es nadar con nuestros amigos de dos patas. Nosotros hacíamos un juego. Nano, me tiraba un juguete que flotaba y hacíamos una carrera nadando para ver quién lo cogía antes, pero mi amigo humano me hacía trampas; se tumbaba en el agua sobre mi y me abrazaba sujetándome el pecho, de esa forma él se dejaba llevar y a mi me tocaba todo el trabajo duro de remolcarle. Eso lo vimos una vez en la televisión (sí, sí, los perros podemos ver la televisión, lo que pasa es que la inmensa mayoría de las veces no nos interesa) que hicieron un reportaje sobre perros salvavidas y contaron cómo usarnos para remolcar a gente.
Eso si, tenéis que tener cuidado con nosotros en una situación. Cuando hacéis pié en el agua y nosotros nadamos a vuestro alrededor, puede pasar que os acerquéis demasiado a nosotros y os demos un zarpazo muy doloroso. El asunto es que nosotros no podemos hacer “el muerto” es decir, flotar sin mover las patas. Por eso tenemos que estar nadando todo el rato y avanzar por el agua. Al hacer esto, nuestras patas no paran de agitarse y las posibilidades de que os hagamos daño son muy altas.
De cualquier modo debo deciros que nadar juntos es una experiencia increíble que si podéis no os lo deberíais perder, ya que os unirá mucho más y durante ese tiempo seréis mucho más felices.
¡¡¡Lametones a todos!!!