Saltar al contenido
Home » La Sonrisa de Bailey » ¡No me ignores, humano! Cómo evitar que tu perro te vea como ruido de fondo

¡No me ignores, humano! Cómo evitar que tu perro te vea como ruido de fondo

¡¡¡Hola amigos de dos patas!!!

Hoy vengo a hablaros de un tema que me toca muy de cerca… y no solo a mí, sino a muchos compis peludos que, como yo, vivimos en casa con humanos a los que queremos con locura. Se llama:
“¡No me ignores, humano! Cómo evitar que tu perro te vea como ruido de fondo”.

Sí, sí, como lo oís. Porque aunque no lo digamos con palabras, a veces sentimos que estamos hablando con la pared… y la pared sois vosotros. No es porque no os escuchemos. Es que ya no prestamos atención. Y eso, amigos míos, es un problemón para nuestra relación.


🧠 ¿Qué significa que te convirtamos en ruido de fondo?

Cuando vivimos juntos todos los días, a todas horas, es normal que haya un momento en el que dejes de destacar para nosotros. Como el tic-tac del reloj o el sonido del frigorífico. Estás ahí… pero no prestamos atención a lo que haces o dices. Y no porque no te queramos, ¡eh! Sino porque has empezado a sonar igual siempre, sin consecuencias claras, sin interés, sin sorpresas… y nosotros los perros necesitamos que la comunicación sea clara, coherente y significativa.

Imagina que te digo: “ven, ven, ven, ven, ven, ven, ven”… y no pasa nada. Luego te digo “ven” otra vez, pero esta vez sí quiero algo importante. ¿Tú sabrías distinguir cuándo prestarme atención? Pues nosotros tampoco. Y al final pensamos: “bah, este humano solo hace ruidito con la boca, no vale la pena”.

🗣️ Los comandos vacíos… nos desconectan

Uno de los errores más comunes es repetir las señales sin sentido.
Nos dices “sienta” veinte veces. O “no”, “quieto”, “aquí”, “baja”, “fuera”, sin que esas palabras vayan acompañadas de consecuencias o refuerzos. Así, al final, dejan de significar nada para nosotros. Es como si pusieras la radio de fondo y no la escucharas.

Y lo peor es que cuando realmente necesitas que te hagamos caso —porque estamos cruzando una calle, ladrando como locos o nos hemos fijado en una ardilla demoníaca— tú ya no eres “la voz que guía”… eres solo una parte más del paisaje.


🧃 ¿Y si pruebas a ser zumo de naranja?

Vale, esto necesita explicación. Imagínate que cada vez que te hablo, soy como un vaso de agua del grifo: insípido, sin chispa. Pero si me convierto en zumo de naranja natural recién exprimido, ¡ya no soy ruido de fondo! Soy especial, soy distinto, soy valioso. Pues eso mismo necesitas ser para nosotros: alguien que dice menos, pero con más sentido. Que sorprende, que juega, que conecta.


✅ Claves para que tu perro te escuche (y te mire como el primer día)

Aquí van unos consejitos de perra vieja (aunque muy sabia):


1. Menos es más

No repitas mil veces las señales. Si dices «ven», dilo una vez, claro y firme. Y si no respondemos, no lo repitas como un loro histérico. Ve, ayúdanos, enséñanos qué querías y vuelve a intentarlo después. Pero no desgastes tus palabras.


2. Refuerza lo bueno SIEMPRE

¿Te hemos mirado cuando nos llamabas? ¿Nos hemos sentado sin que lo pidieras? ¿Nos hemos esperado en el paso de cebra? ¡Pues di algo! Una caricia, un “muy bien”, una chuche… lo que sea. Pero que sepamos que te hemos entendido y que a ti te importa.


3. Evita los discursos

“Bailey, no me puedo creer que vuelvas a meterte en la basura después de todo lo que hemos hablado…”
Spoiler: no entendemos nada. Somos buenos con las señales cortas, claras y repetidas siempre igual. Si nos echas una bronca de tres minutos, solo vamos a pensar que estás ladrando tú también.


4. Sé impredeciblemente interesante

A veces un cambio de tono, un juguete nuevo, una golosina sorpresa o una carrera loca contigo es suficiente para que pensemos: “¡Oye, este humano sí mola!” Haz cosas inesperadas, usa tu voz con energía y juega con nosotros como si el mundo se acabara mañana. Si siempre haces lo mismo… nos desconectamos.


5. Silencio también es comunicación

No hace falta que nos hables a todas horas. A veces, el silencio, una mirada, o el simple gesto de girarte e irte, puede tener más impacto que un grito. Aprende a usar el silencio como herramienta. A veces, cuando paras de hablar… es cuando más te escuchamos.


6. Construye una señal de atención

Enséñanos que cuando dices «mírame», o haces un sonido especial, queremos mirarte. Al principio con chuches, luego con tu voz, luego con el hábito. Y cuando te miremos… no lo des por hecho. Refuérzalo. Siempre.


7. No hables en automático

Si dices “vamos” veinte veces mientras revisas el móvil, ya no sabemos si estás hablando con nosotros o con tu sombra. Cuando quieras decir algo, hazlo con intención, con presencia. Que notemos que te importa. Nosotros lo notamos TODO.

❤️ Si te escuchamos es porque tú también lo haces

El secreto para que no te volvamos “ruido de fondo” está en algo muy sencillo: presta atención tú también. A lo que sentimos, a cómo reaccionamos, a nuestros gestos. Somos expertos en observaros. Solo necesitamos que vosotros también nos observéis a nosotros.

Cuando volvemos a sentir que somos importantes para vosotros, cuando cada palabra vuestra va acompañada de intención, sentido y cariño, volvemos a abrir las orejas, levantar las cejas y poner cara de “¿me estás hablando a mí?”.

Y entonces, amigo humano… volvemos a escucharte como el primer día.

Bueno, yo me voy a echar una siestecita. Pero no os olvidéis de esto:
si queréis que os escuchemos, primero tenéis que hablar de verdad.

¡¡¡Lametones a todos!!!

whatsapp