¡¡Hola amigos de dos patas!!
Perdón por lo largo de este hilo, pero es muy importante y lo merece… Hoy vengo ladrando más fuerte de lo normal porque hay un tema que me tiene las orejas bien tiesas y la cola baja de preocupación. ¡Nos han metido en un lío muy gordo con la nueva ley sobre los antibióticos y los veterinarios! Y cuando digo “nos”, hablo de todos: perros, gatos y cualquier bicho que necesite atención veterinaria.
Imagínate que tienes fiebre, que te duele todo el cuerpo y que sin un buen tratamiento podrías empeorar hasta un punto muy peligroso. Pues ahora, con esta nueva normativa, muchos de nosotros, los peludos, podríamos quedarnos sin los medicamentos que nos salvarían la vida. Y todo porque han complicado tanto la cosa que hasta los veterinarios están desesperados.
¿De qué trata esta nueva ley?
El famoso Real Decreto 666/2023, que entró en vigor en enero de 2025, impone nuevas reglas para la prescripción y dispensación de antibióticos en los animales. En teoría, la idea es reducir la resistencia a los antibióticos, algo muy importante porque, si abusamos de ellos, las bacterias se vuelven más fuertes y los medicamentos dejan de funcionar. Peeeero… en lugar de hacer una normativa equilibrada, han metido tantas restricciones que ahora salvar una vida se vuelve un papeleo infernal.
Aquí van algunas de las perrerías que trae esta ley:
- Los veterinarios tienen que registrar cada receta en una plataforma llamada PRESVET. Esto les quita un montón de tiempo que podrían usar para atender a sus pacientes peludos.
- Solo pueden recetar medicamentos específicos por marca comercial. Esto significa que si la marca que necesitan no está disponible, no pueden elegir una alternativa equivalente.
- Se prohíbe usar medicamentos de uso humano en animales. Antes, si un medicamento para personas era la mejor opción, el veterinario podía recetarlo. Ahora no. Y eso deja a muchos sin tratamiento adecuado.
- No se pueden recetar antibióticos a animales que no tengan identificación oficial. ¿Y qué pasa con los perros callejeros o los que han sido rescatados pero aún no tienen papeles? Pues que se quedan sin medicación y en riesgo de morir.
El drama para los veterinarios y para nosotros
Los veterinarios están que muerden con esta normativa. Se han manifestado, han cerrado clínicas en señal de protesta y han intentado negociar cambios con el gobierno. Pero la cosa sigue muy complicada. Muchos están desesperados porque sienten que les están atando las patas y no los dejan hacer su trabajo como es debido.

Y mientras ellos pelean, nosotros sufrimos. Porque cuando un humano no puede conseguir sus pastillas para la fiebre, se queja en la farmacia y busca otra opción. Pero nosotros, los peludos, dependemos completamente de los veterinarios. Y si ellos no pueden recetar lo que necesitamos, estamos en serios problemas.
Imagínate un gato con una infección urinaria grave. Antes, su veterinario podía darle un antibiótico específico y listo. Ahora, si ese antibiótico no está disponible bajo la marca aprobada, el gato se queda sin tratamiento y puede morir de una simple infección. Y lo mismo para los perros con infecciones en la piel, otitis, problemas respiratorios y un largo etcétera.
Mi historia: cuando Oscar me salvó la vida
Yo, Bailey, sé muy bien lo que es necesitar un antibiótico a tiempo. Hace unos años, tuve una infección muy fea en la barriga. Me dolía tanto que no quería comer ni moverme, y eso en mí es rarísimo porque ya sabéis que soy una tragaldabas y que la vida sin paseo no es vida.
Mi humano me llevó corriendo a Oscar, mi veterinario de confianza. Él me revisó, me acarició las orejas y me dijo que no me preocupara, que todo iba a estar bien. Me recetó un antibiótico que era para humanos, pero que en perros funcionaba de maravilla. Y gracias a eso, en unos días estaba corriendo otra vez como si nada hubiera pasado. Si esta ley hubiera estado en vigor en aquel momento, Oscar no habría podido darme ese medicamento, y a saber qué habría pasado conmigo…
Y ahora piensa en todos los perros y gatos que están en mi misma situación. Animales que podrían salvarse con un simple tratamiento, pero que ahora podrían quedarse sin nada. No puedo evitar gruñir de rabia porque esto no es justo. ¡No nos pueden dejar morir por culpa de una burocracia absurda!
¿Qué podemos hacer?
Mis amigos de dos patas, si tenéis animales a vuestro cargo, os toca estar más atentos que nunca. Aquí van algunos consejos para intentar sortear este desastre:
- Revisad bien la normativa. Hablad con vuestro veterinario para entender cómo os afecta y qué opciones tenéis.
- Si vuestro peludo necesita un tratamiento, no lo dejéis para última hora. Puede que ahora tarde más en conseguirse el medicamento adecuado.
- Apoyad a los veterinarios. Ellos están luchando por nosotros y necesitan que los dueños de mascotas también alcen la voz.
- Si podéis, colaborad con asociaciones de rescate. Muchos animales callejeros lo van a tener más difícil que nunca para recibir ayuda médica.
Ojalá las cosas cambien y que los de arriba escuchen a los que realmente saben de esto: los veterinarios. Porque no se trata de estar en contra de regular los antibióticos, sino de hacerlo de una manera que no ponga en peligro vidas innecesariamente.
Y hasta aquí mi ladrido de hoy. Estoy muy enfadada, muy preocupada y espero que esto se solucione pronto. Porque los peludos merecemos vivir sanos y felices, y los veterinarios merecen poder hacer su trabajo sin que les pongan más trabas que pelos tengo en el lomo.
¡¡Lametones a todos!!