¡¡¡Hola amigos de dos patas!!!
Hoy vengo con una pregunta de esas que hacen que se me levanten las orejas: ¿a los perros nos gusta la música? Y no solo es una buena pregunta, ¡es una de mis favoritas! Porque, aunque no os lo creáis, algunos de nosotros somos verdaderos melómanos. Bueno, otros no tanto… como Mati, la labradora dorada de Alberto y Marieta, que en cuanto suena una flauta empieza a bufar como si hubiera visto un gato ninja.
Pero volvamos al tema: la música y los perros. ¿Nos gusta? ¿La entendemos? ¿Bailamos? ¿Nos relaja? ¡Vamos a ponernos rítmicos y responderlo todo!
✨ Nuestro superoído: mejor que el Dolby Surround
Primero hay que entender una cosa importante: no oímos como vosotros. Nuestros oídos son como dos antenas parabólicas con superpoderes. Podemos escuchar sonidos entre los 40 Hz y los 45.000 Hz, mientras que los humanos solo llegáis a unos 20.000 Hz. Esto significa que oímos cosas que vosotros ni sabéis que existen.
Por eso, si estás poniendo música con un montón de pitidos, sintetizadores agudos o frecuencias muy altas… no te extrañe que salgamos de la habitación con cara de «me están taladrando el alma».
Y no es broma, ¿eh? Una vez Nano, mi mejor amigo de dos patas, se puso a probar un sintetizador nuevo a tope de volumen. Yo estaba tranquilamente dormida y de repente… ¡zas! Me levanté de un salto y me escondí detrás del sofá como si acabara de entrar un ejército de aspiradoras asesinas.

🎺 Vale, pero… ¿nos gusta o no?
La respuesta corta: sí, a muchos perros nos gusta la música. Pero claro, como todo en esta vida, depende del tipo de música. Hay melodías que nos relajan, otras que nos excitan, y algunas que nos hacen sentir como si nos hubieran metido en una lavadora emocional.
Según estudios científicos (y también según mi rabo, que nunca miente):
- Nos relaja la música clásica (sobre todo si es suave y sin mucho estruendo).
- El reggae y el soft rock suelen tener un ritmo constante que nos tranquiliza.
- Las canciones con instrumentos de cuerda y piano suave son especialmente agradables.
- Y las voces humanas suaves, sobre todo si las conocemos y nos hablan con cariño… 😍 puro amor.
Yo tengo mi playlist personal. Cuando me la pone Nano, cierro los ojos y empiezo a respirar profundo. A veces hasta ronco. Y eso que soy una señora mayor, pero oye, el gusto musical no se pierde con la edad.
🎧 Lo que NO mola (para nuestras orejas)
- Volumen alto. Que no estamos en una discoteca de humanos, por favor.
- Ruidos estridentes como metales, gritos, explosiones, o música electrónica muy cargada.
- Cambios muy bruscos de ritmo o tono.
- Canciones con muchos ladridos o efectos que nos puedan confundir.
Una vez Nano puso una canción que empezaba con unos ladridos grabados. ¡Me volví loca buscando al intruso! Recorrí toda la casa, abrí la puerta del baño con el hocico y hasta inspeccioné la lavadora… ¡y no había nadie! Casi llamo a la perravia (la policía perruna).
🌟 La música como medicina
Cada vez se usa más la música en entornos de salud animal: en clínicas, en refugios, en casas con perretes ansiosos… Y funciona, ¡vaya que si funciona!
Ayuda a los perros mayores a estar más tranquilos.
Reduce la ansiedad por separación.
Mejora el sueño.
Disminuye los ladridos excesivos.
Yo, por ejemplo, cuando era joven y me quedaba sola, tenía un poco de angustia. Pero Nano me ponía una playlist especial para perros que encontró en Spotify. Era como magia: música suave, sin voces raras, con una especie de ronroneo de fondo… y ale, me dormía como un tronco.

🎵 Consejos para ponerle música a tu perro
- Volumen bajo. Nuestro oído es mucho más fino que el vuestro.
- Nada de altavoces pegados a la cama. Queremos paz, no un concierto.
- Prueba varios estilos: cada perro es un mundo. Lo que me gusta a mí puede no gustarle a Mati.
- Cuidado con los efectos raros. Si la canción tiene sonidos de tormentas, ladridos, o pitidos, es mejor evitarla.
Y sobre todo: si ves que nos relajamos, bostezamos, nos tumbamos panza arriba y respiramos lento… ¡esa canción es un acierto!
🎉 Bonus track: ¿y si bailamos?
A ver, no bailamos como vosotros, con coreografía y todo. Pero cuando algo nos gusta, se nota:
- Movemos la cola al ritmo.
- Algunos damos brinquitos.
- Otros nos acercamos al altavoz con curiosidad.
- Y si es una canción que asociamos a algo bueno (como cuando llega Nano con la correa), ¡ahí ya montamos la fiesta!
Yo tengo una canción secreta. Cada vez que suena, me entra una energía tremenda. Empiezo a mover el culete como si fuera viernes por la noche. Pero no te diré cuál es. Los secretos musicales hay que guardarlos bien. Solo Nano lo sabe.

Así que ya sabes, si quieres compartir la música con nosotros, hazlo con cabeza… y con oído canino. Porque sí, a muchos perros nos gusta la música, y puede ser una forma preciosa de conectar, de relajarnos y de compartir momentos juntos.
Y ahora si me disculpáis, voy a tumbarme al sol con mi playlist puesta. Que la vida con banda sonora… ¡es mucho mejor!
¡¡¡Lametones a todos!!!