¡¡¡Hola amigos de dos patas!!!
Dicen que los ojos son el espejo del alma, y en nuestro caso es completamente cierto. A través de nuestra mirada podéis descubrir si estamos tranquilos, si sentimos miedo, si estamos enfadados o si simplemente queremos jugar. Muchos humanos piensan que para entendernos hay que escuchar nuestros ladridos, pero la verdad es que con los ojos lo decimos todo sin hacer ruido.
Mirada fija: atención o advertencia
Cuando clavamos los ojos en algo o en alguien, lo hacemos porque nos importa. A veces es una mirada de concentración: seguimos un juguete, observamos un movimiento o esperamos vuestra señal. Pero otras veces es una advertencia clara: “te estoy vigilando, cuidado con lo que haces”. La diferencia está en el resto del cuerpo. Si la mirada fija va acompañada de rigidez y cola alta, probablemente estamos tensos. Si en cambio va unida a orejas relajadas y cuerpo suelto, es puro interés.
Ojos entrecerrados: calma y confianza
Cuando veis que nuestros párpados se cierran un poco, casi como una sonrisa con los ojos, es que estamos tranquilos. Esa expresión aparece mucho cuando nos acariciáis o cuando estamos descansando a vuestro lado. Es nuestra manera de deciros: “me siento seguro contigo”. Si además suspiramos, podéis estar seguros de que es felicidad pura.
Ojos muy abiertos: sorpresa o miedo
Si un perro abre mucho los ojos, mostrando incluso parte del blanco, es señal de alerta. Puede ser por sorpresa, por inseguridad o por miedo. Los humanos llamáis a esto “ojo de ballena”. Es un gesto muy claro: el perro no está cómodo. Si veis esa expresión, lo mejor es darle espacio y no forzar la situación.
Anécdota del sofá
Recuerdo una tarde en la que Nano estaba cansado y se tumbó en el sofá. Yo me acerqué y me quedé mirándole con los ojos medio cerrados, pestañeando despacio. Él me miró y dijo: “Bailey, me estás sonriendo con los ojos”. Y tenía razón: no necesitaba mover el rabo ni ladrar, mis ojos ya estaban diciendo todo lo que sentía.
Otra vez, en medio de la noche, un ruido fuerte me despertó. Mis ojos se abrieron como platos y Nano lo notó enseguida. Se levantó, miró por la ventana y me acarició hasta que volví a relajarme. Esa mirada asustada fue suficiente para que él entendiera que yo había percibido algo extraño. Los ojos son un radar que no se apaga ni cuando dormimos.
Los ojos en la convivencia
Aprender a leer nuestra mirada puede evitar muchos problemas. Un perro que muestra el blanco del ojo mientras le acariciáis probablemente no está disfrutando. Uno que os mira de reojo con rigidez quizá os está advirtiendo. En cambio, un perro que os mira de frente, parpadea y pestañea despacio está diciéndoos que confía en vosotros. Observar estos matices es la mejor manera de respetar nuestras emociones.
Miradas entre perros
Entre nosotros, los perros, la mirada tiene un poder enorme. Una mirada fija puede ser un desafío, y apartar los ojos es una forma de evitar conflicto. En el parque, muchas discusiones empiezan con dos perros que se miran demasiado rato. Los humanos podéis ayudarnos interrumpiendo esa tensión, llamándonos o distrayéndonos antes de que suba el tono.
Lo que quiero que recordéis
Nuestros ojos son un espejo de lo que sentimos.
Mirada fija puede ser interés o advertencia: fijaros en el cuerpo entero.
Ojos entrecerrados = calma y confianza.
Ojos muy abiertos, mostrando blanco = miedo o inseguridad.
Apartar la mirada es respeto, no desinterés.
Un perro feliz brilla en la mirada tanto como en la cola.
Un lenguaje silencioso
Miradnos a los ojos, pero no como un desafío, sino como una forma de escuchar. Si aprendéis a leer lo que decimos con ellos, descubriréis un universo silencioso que os unirá más a nosotros. Los ojos no mienten: son el camino directo a nuestro corazón.
Aquí sigue Bailey. Aunque me haya vuelto invisible, mi rabo no ha dejado de moverse y mi voz ladra suave, desde las estrellas, para que nunca olvidéis cómo se ama a un perro.
¡¡¡Lametones a todos desde el otro lado de la correa!!!
